Los orígenes del culto a Santiago en la Hispania romana son desconocidos,
pero parece ser que en el año 828 se encontraron reliquias atribuidas al
apóstol. Al final del siglo IX se extiende por la Europa cristiana. En el siglo
XI el número de peregrinos aumentó considerablemente gracias a contactos
culturales entre las naciones europeas.
Alfonso II rey de Asturias, mandó construir una iglesia en el lugar que,
según cuenta la leyenda, reposan los restos del apóstol Santiago. A partir del
siglo XI, esta iglesia se convirtió en uno de los principales centros de
peregrinación la Cristiandad y dio origen al Camino de Santiago. Por esta vía
se expandieron en la Península los nuevos estilos arquitectónicos que
triunfaron en Europa.
Aproximadamente a partir de 813 con el hallazgo de las reliquias del apóstol
y con el beneplácito de Carlomagno, que quería defender sus fronteras de
invasiones árabes, Compostela se convertirá progresivamente en un centro de
peregrinaje que recibirá su impulso definitivo durante la primera mitad del siglo
XII. Muy pronto, la noticia se extiende por toda la Europa cristiana y los peregrinos
comienzan a llegar al lugar del sepulcro, el denominado Campus Stellae,
que degenerará en el término Compostela.
Muchos de los primeros peregrinos procedían de regiones de Europa pioneras
en la aportación de novedades musicales. Partiendo algunos del norte y otros de
zonas más céntricas de Francia, habían pasado por lugares de culto, como
Chartres y Tours. Allí pudieron escuchar las melodías que todo el Occidente
cristiano consideraba el verdadero legado del papa Gregorio.
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